domingo, 7 de abril de 2019

Me abro al Cierre



Para escribir mil poemas, se necesitan palabras dulces; para escribir mil canciones se necesitan historias; pero para escribir historias se necesitan caricias, suspiros, besos y esa intensidad de saberme devorada por tus labios. 
La tarde que apareciste a mi puerta, a mi vida y a mi alma le pareció una libre coincidencia, fue tu pluma la que aterrizo primero, después llegaron tus palabras a conquistar mi alma, y al final fueron tus ojos los que me embelesaron, y ya no hubo marcha atrás, y ya no quise retroceder, y ya no quise separar mi vida de ti y llegue a pensar que quizá no podría vivir sin ti.  
Vivir: ¡vivir! una palabra muy complicada para ti y para mi, creí que vivía cuando caminando a tu costado iba enrollada en tus pensamientos; creí que vivía, cuando tenerte cerca disfrutando nuestras "rarezas" era tu sonrisa la que me latía; creí que vivía, cuando descubrimos cartas sin destinatario, y emitías promesas que en el fondo sabia, no cumplirías. 
Creí que vivía, hasta el día que olvidaste que tengo una brillante memoria, una memoria soberbia que recuerda la sensación del primer beso, y del aire de tu primer promesa. olvidaste, que creí en ti, y quizá, tal vez en el fondo aun existan diminutos destellos de esa fe, de la fidelidad que se había formado entre nosotros, o al menos en mi. 
De esa fidelidad, ¡que traicionaste!
Y, no porque existiera un tercero, como la gente común maneja la fidelidad. Aunque ¡Existían!
pero sobre eso, ambos eramos conscientes. 
Creí que habías sido honesto a tus palabras, a tus creencias, a tus acciones, fiel a tus discursos, fiel a cada una de las cosas que me habías enseñado,  fiel a la confianza que ambos nos habíamos otorgado. 
Pero lo mas importante, confié que tenias fidelidad a la anarquía relacional que entre nuestros cuerpos se había pactado. 
Darme cuenta que la tinta con la que escribías era tosigo mezclado con bufera, pues era necesario mantener sedado el chasco, y el terrible olor nauseabundo de tus contradicciones, todo esto, hizo que perdiera la fe en ti, incluso, por minutos en mi. 
Creíste que la libertad de la que tanto hablas y predicas, ya había hecho efecto en mi, y estabas listo para el siguiente paso, estas listo para los golpes bajos, estabas listo para arrojar por la ventana esa fidelidad de la que te disfrazas cada mañana. Tu estabas listo, pero yo, también estaba lista. 
Y no voy a negar la tormenta que se desato en mi, cuando enseñaste la daga que llevabas oculta con la que pensabas cortar mis alas, no voy a negar que pude ahogarme con el veneno que escupen tus palabras, y tampoco he de negar que perdí toda mi energía cuando la fe que te tuve fue destruida por tus propias manos. No he de negar que el amor que te dije había crecido en mi, fue real, ¡es real! pero tampoco me negaría a mi misma seguir navegando con mi propia libertad. ¡No por ti, no por nadie!
¿Me enamore de ti? ¡Claro! jamas lo he de negar. ¿Te ame? ¡Demasiado! y ese amor ahora se convierte en un recuerdo, es parte de mi, de mi crecimiento, de el conocimiento y transformación de mi alma. Pero, ¿Te vas? ¡No tengo por que dudarlo! he cerrado la puerta que unía tu alma con la mía, creo la cerraste tu, solo que la llave de acero con la que se abría la fundí en fuego, y la esparcí por todos los infiernos. 
Se pretendía escribir una historia libre, sin exigencias, sin tosigo, sin infidelidades a uno mismo, sin reclamos y arbitrariedades, una historia sin engaños, sin trampas, sin tizne, sin desatar las naturalezas embusteras que ambos llevamos dentro; pero se te olvido quien te amaba, se te olvido, y hoy todo se acaba. 


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