- - Te entiendo,
pero, ¿te sientes a gusto así?
- - No, no me siento
a gusto, y estoy llegando a mí límite. Jamás antes había hecho esto, reclamarle
a alguien más, cuando sé que, al único que debería reclamarle es a él. Siento,
me estoy sacrificando demás.
Ésta fue una conversación
que tuve con una amiga, y junto con la historia de Vasti en el libro de Ester capítulo
uno. (https://www.biblegateway.com/passage/?search=Ester+1&version=NBLH) quiero hablar sobre la libertad que se obtiene
cuando pierdes lo que denigra tu espíritu.
Vasti, en los escritos
bíblicos, fue una reina persa pagana, y era la reina del rey Asuero (Jerjes I) que,
según la mayoría de los eruditos su reinado fue entre los años 482 y 478 a.C. Las
mujeres persas según las PFT (Tablillas de la Fortaleza de Persépolis) asumían roles
importantes en la antigua Persia, eran figuras notables que disfrutaban del
poder, influencia y oportunidades económicas. Quienes integraban la realeza
podían incluso celebrar sus propios consejos y, por ende, asesorar al rey. Con
esta información podemos darnos una idea de la cultura y el carácter de Vasti
cuando desafío al rey Asuero. La biblia nos habla en el versículo diez, que el
corazón del rey estaba alegre, en otras palabras, más acorde a la realidad,
quiere decir, que el rey estaba “ebrio”. Después de beber por siete días, y
estar mostrando su gloriosa majestad, ¿Qué se podía esperar? Había bebido
tanto, que les pide a sus eunucos traigan a su hermosa Vasti con la corona
regia para presumir a sus invitados la gran belleza de su reina. Sí, ya había
presumido el esplendor de su reinado, ahora tocaba su mayor conquista, quiso
exhibir a Vasti como un trofeo, una cosa, algo capaz de volver locos a todos
los presentes, que, si recordamos bien, también estaban ebrios, pudiendo
olvidarse de su título nobiliario y también de que Vasti era una mujer y no un
objeto de exhibición.
Vasti,
cuando supo que tenía que presentarse ante el rey, no quiso comparecer ante él.
Ella también estaba en un festín con las mujeres, y no sabemos si ella estaba
en embriaguez, tal vez sí, tal vez no. Sólo habla de que no acató las órdenes
del rey. Y eso, encendió la ira de él (vr. 11) ella, como todos en el palacio,
conocía lo que implicaba desobedecer las órdenes del rey. Y tuvo el carácter y
sobre todo el valor necesario para negarse a ser exhibida como un artículo de
venta en el mercado. Sabía o se imaginaba que, al negarse, podría perder la
corona, los lujos y comodidades, desaparecer en el devenir de la historia (y
sabemos desapareció, al menos en el relato bíblico) incluso, podríamos asegurar
que había posibilidades de muerte por enfrentarse al rey abiertamente.
En la
historia bíblica hay un versículo que me causa profunda tristeza, el versículo diecisiete,
narra que el desafío de Vasti llegaría a oídos de todas las mujeres casadas y
eso las incitaría a actuar igual con sus maridos. Pero, aquí no se expresan las
razones por las cuales Vasti no se presentó. Si cambiamos el panorama y nos
volvemos al siglo XXI con una esposa joven, un marido en estado de embriaguez
por varios días, que le exige se exhiba ante sus amigos ebrios, sin importarle
la dignidad y respeto que se merece su esposa simplemente por ser, una persona ¿Qué
opinaríamos? Quizá un, “está loco” “eso es violencia” o “que lo deje”, entonces
¿por qué no podemos pensar lo mismo con respecto a Vasti? Ella apostó por su
dignidad y amor propio, ella nos muestra que no importa perder la corona, si
vas a ganar tu libertad. Ella nos demuestra que perder ante la sociedad es
ganar internamente.
Me he
topado con muchas mujeres, que tienen que aguantar un maltrato (tanto físico como
emocional) por “el qué dirán” otras que se escudan en sus hijos por quererles
dar una familia. Sin tener idea del concepto de familia; el término familia al
que quiero referirme, es “núcleo que cubre todas mis necesidades” [Meza-Flores; 50 Respuestas, pág. 89] y en lugar de ganar cubrir las necesidades de sus
hijos en el hogar, están ganando huecos cada vez más grande en su espíritu y
conducta.
También me he topado con otras tantas, que llenas de
odio y deseos de venganza o con frases muy marcadas en “le haré la vida de
cuadritos” o “pagará caro lo que me hace” están llenando su vida diaria de
odio, rencor y desesperanza, trayendo consigo enfermedades, no sólo emocionales
si no físicas. Niegan una realidad evidente, por querer aparentar vidas que no
existen o un amor lleno de mentiras. El
amor que excluye la sinceridad, no puede llamarse amor. [Miller,
Alice; el cuerpo nunca Miente, pág. 200]
El desafio de Vasti, no enseña un amor propio, un amor
por la dignidad, por tener el valor de librarnos de aquellos que perturban
nuestro día a día, donde no necesitamos la aprobación de una sociedad ebria y
con tintes machistas que nos vean como burla o trofeo. Nos enseña que perder a
quienes, en su postura de superioridad arcaica quieran jugar con nuestra
esencia e integridad. Podemos aprender que nada tiene más valor que la lealtad
a una misma, y eso implica cerrarle la puerta a quien sólo quiere llenar de
basura nuestra alma.
Con un té de hierbabuena en mano, suspira, y saca de
tu vida a todos esos individuos indeseables que sólo quieren derrocar tu
espíritu y tu alma. Llénate de valor, pierde la corona, gana tu libertad y
cambia de reino.